
Y tambien riendo de mi propia neciedad, me doy cuenta que estoy continuamente censurando pensamientos que no dejo crecer, que quieren ser palabra y no les permito salir. Pensamientos raramente nulos, o inentendibles para los demas, confusos. Tal vez producto de mi memoria, de mi razon, encerrados en la carcel de mi cerebro, buscando la llave deletreada "i", "ene", "ce", "o", "ene", "ce", "i", "e", "ene", "ce", "i" y "a", para salir al exterior sin pudor, lagrimas, o necesidad. Esclavas de mi sensacion de verguenza y alejamiento provocado por la intimidad que provocan estas palabras, que chamuyan a la inocencia que vigila sus jaulas para salir al exterior y conocer la real luz de la razon: Las palabras que guardamos, nos matan solo a nosotros mismos.
Shei 'en Viggi.
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